Primer día de clases en Domino City.
Casa del faraón Atem:
—¿Dónde está?, ¡no la encuentro por ningún
lado! —La habitación está llena de cajas vacías y aún sin vaciar, normal cuando
te acabas de mudar, y más normal es no encontrar la mitad de tus cosas.
El joven salió de su nuevo cuarto rumbo al
de su hermana.
—Berenice, ¿me prestas tu planchita? No
encuentro la mía.
—Aknamkanon ¿no puedes no plancharte el
pelo hoy? —río divertida mientras miraba a su hermano mayor quien estaba parado
en la puerta con el turbante en la cabeza.
Estos eran los hijos de Atem y Anzu,
quienes al casarse decidieron vivir en Egipto, pero al extrañar decidieron
volver a su hogar, la ciudad del duelo de monstruos.
Ambos eran morenos como el faraón, que, al
regresar con sus amigos, lo hizo con su verdadero cuerpo.
Su primogénito era de estatura mediana, de
ojos violetas y cabello tricolor, y su hermana de ojos celestes y cabello
castaño oscuro, sólo un poquito más bajita que el mayor.
—No, tú dices porque no heredaste la cabellera
de papá. No quiero ir el primer día al colegio pareciendo un cactus —contestó
Aknamkanon.
La egipcia sonrió sin decir nada y le
entregó la planchita al mayor.
—Aknamkanon y Berenice, se les hace tarde
para el colegio —les aviso Anzu, quien acariciaba su pancita de cinco meses.
—Ya estamos mamá —contestaron al unísono y
colgaron sus mochilas en sus espaldas, el deck en la deckbox y estaban listos
para el colegio. El cabello tricolor de Aknamkanon caía lacio, bien atado en
una cola.
—¡Cuanto demoraron, llegaremos tarde! —se quejó medio en broma el rubio con una
sonrisa en la cara.
Era el hijo de Jonouchi y Mai, su nombre
era Makoto y a su lado su hermana menor Izumi.
Esta sonrió feliz al ver a los hermanos
egipcios salir ya prontos para el colegio y corrió a colgarse del cuello del
moreno.
—Aknamkanon, que feliz soy de que vayan a
ir al mismo colegio que nosotros! —gritó Izumi de la emoción y recibió un
abrazo de su amigo como respuesta.
Todos se saludaron con alegría. Y aunque
Aknam era muy serio y poco demostrativo, estaba muy contento de ver a todos
otra vez después de un año en el que no se vieron para nada.
Estaban diferentes:
Makoto estaba más robusto, seguro hacia
gimnasio, e Izumi se había cortado el cabello hasta los hombros. Hayato el hijo
de Honda y Miho estaba más alto.
Mei, la hija de Otogi y Shizuka estaba...
más bonita. Y Miku, la hija del tío Yugi y Rebecca seguía igual de pequeña,
pero se veía menos infantil que en años anteriores.
Sonrió feliz el moreno luego de mirar a sus
amigos y camino con ellos rumbo al colegio.
—Berenice, te has puesto muy guapa amiga —comentó
Mei—. Tendrás que cuidarte de cierto mujeriego que hay en el colegio.
La egipcia miro a la hija de Otogi con ojos
interrogantes, pero antes de que pudiera preguntar algo Izumi empezó una
conversación sobre lo aburrido que era la clase de matemáticas y lo genial que
era la clase de duelo de monstruos. Así que Bere y Aknam preguntaron al
unísono:
—¡¿Hay clases de duelo en el colegio?!
Claro, eran nuevos y no sabían de eso pensó
Makoto hijo de Jonouchi. Así que les contó:
—Verán, el alcalde de Domino City
implementó "Duelo de monstruos" como nueva materia a cursar en los
colegios y escuelas luego de haberse reunido en su despacho con el señor Seto
Kaiba.
Aknamkanon se sentía decepcionado de
haberse mudado cuando sólo le quedaba un año de colegio. Pero no era como que
necesitará que le enseñarán a jugar, era un duelista talentoso y lo sabía. La
humildad no era el punto fuerte del moreno en absoluto.
—Es una gran noticia, ya quiero ver que tan
buenos duelistas hay en el colegio. Un primer día amerita un duelo. —Comentó el
egipcio viendo el colegio a una cuadra de distancia.
Al cruzar el portón de la institución vieron
una cola de alumnos esperando su turno para pasar.
—Parece un colegio militar —comentó
Berenice.
—No, son The Powerful causando problemas
otra vez —mencionó Hayato el hijo de Honda—. No hay necesidad de hacer la fila,
adelantémonos y le daremos la paliza que se merecen a esos tres.
—Buena esa Hayato, ¡les mostraremos quienes
mandan! —dijo Makoto y chocó los puños con su amigo al estilo Jono y Honda; y
como dice el dicho lo que se hereda no se roba.
Los dos chicos caminaron rápidamente
inflando el pecho y sacudiendo los brazos como unos bravucones. Sus amigos les
siguieron.
Al estar cerca de la puerta vieron lo de
siempre, pero para Aknamkanon era nuevo y no le gustó lo que vio:
—Nou nou nou, you can not pasar por está
puerta sin pagar peaje —acompañado de una risa malvada—. Danos tu carta más
rara y te dejamos pasar —sentenció un joven de cabellera blanca y sonrisa
sádica—. Do you understand?
—¡No puedo darles mis cartas, son mi vida! —sollozaba
un estudiante de pequeña estatura.
—Si no nos das tu carta favorita no sólo no
entraras al colegio pequeño nerd. Sino que tu familia y amigos nunca más te
volverán a ver —amenazó un chico de cabello rosadito y asentó alemán.
—¿Puedes apurarte? —pregunto el
tercer y ultimo miembro del grupo, un chico castaño de ojos azules—. No te
resistas o harás que mis amigos quieran golpearte. Por cierto —dijo para todos
los demás presentes—, las chicas pueden pasar, nosotros no molestamos a las
damas, somos caballeros. —Se acomodó el cabello de manera galante.
Antes de que Makoto y Hayato pudieran
hacerles frente, Aknamkanon gritó:
—¡Basta!, ¿no les da vergüenza robar cartas
de otros? ¿Qué clase de duelistas son?
Los tres dejaron de intimidar al pequeño
alumno y miraron al egipcio con atención. Nunca antes lo habían visto. Y
no muchos se atrevían a hablarles así.
Los tres jóvenes que se hacían llamar The
Powerful, que traducido quiere decir “Los poderosos”, eran de estatura muy alta
y no usaban los uniformes del colegio:
El de pelo blanco muy corto y ojos café
miro al moreno con cara de burla. Traía puesta una camisa de seda color vino
tinto, una chaqueta de cuero y un chupin negro con botas Barker Black (marca
británica). Al lado de este el chico alemán de cabello rosa peinado hacía
arriba y ojos esmeraldas, que vestía ropa de algún diseñador muy extravagante,
para Aknamkanon se traducía como "ridículo". Y el tercero
vestido con traje y camisa celeste con un rolex en la muñeca. Tenía el cabello
corto castaño y unos llamativos ojos azules. Este último lo miro asombrado al
escucharlo y luego más relajado sonrió despreocupadamente.
—¿Cómo te atreves a hablarnos así, no sabes
quiénes somos? —dijo el peliblanco—. Somos los herederos de Industrial
Ilusions, Kaiba Corp y Schroider Corp. Las más grandes empresas del duelo de
monstruos, podemos hacer lo que queramos, somos intocables —sonrió de forma
altanera—. Yo soy Maximiliano Crawford, el hijo mayor del gran Pegasus J.
Crawford. Y ellos son Seto Kaiba Jr. y James von Schroider — señalando al
castaño primero y luego al pelirosado.
—Ya sé cómo solucionar esto. Con un duelo,
obvio —dijo Aknam muy emocionado—. Si yo ganó devolverán todas las cartas que
han robado y no volverán a molestar a nadie más en este colegio. ¡Kaiba, te
reto a un duelo!
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