Capítulo 4

—Chicos, tenemos que ir a la tienda de juegos —comento Makoto mientras veía a las chicas y a Seto Jr. parados frente a una tienda de ropa femenina.

—¡Después de comprar algo de ropa nueva! —grito Izumi—. Kaiba ¿crees que me puedes ayudar a escoger algo a la moda? —preguntó tiernamente la rubia al chico castaño con la intención de que así el cargaría con el gasto.

—Cachorra, tu no quieres mi consejo de moda, quieres mi tarjeta de crédito, —dijo con una sonrisa— pero puedo ayudarlas y pagar de todos modos. —Busco a la egipcia con la mirada—. Ejemplo esa falda; se vería bonita en Berenice —dijo con una sonrisa seductora a la morena quien se dio la vuelta y lo ignoró.

—Sé que estas imaginando a mi hermana con la ropa del mostrador. ¡E Izumi no es ninguna cachorra, cerdo pervertido! —se quejó Aknamkanon y de pasada le pegó un codazo en las costillas al de ojos azules.

—¡Aknam eres my hero! ¡Te amo! —grito Izumi feliz, agarrándose del brazo del egipcio y dándose la vuelta le echo la lengua al castaño como broma.

Entraron rápidamente con toda la energía a la tienda de juegos del centro comercial. No era cualquier tienda, era una de las sucursales de "Muto's Game" La tienda del señor Yugi. 

El castaño se quedó en la puerta frotándose las costillas algo adolorido e impresionado de no ser el centro de atención. Sobre todo, de no poder hacer lo que se le diera la gana con esos chicos.

No son como los otros. Me tratan como a alguien... ¿normal?, pensaba el ojiazul y sonrió divertido. Creo que me agradan, concluyo. 

Colegio:

—Hola papá, ¿ya vuelven a Japón? —pregunto Miku por teléfono a Yugi Muto.

—Sí, venimos junto con el equipo de seguridad que escoltara a la momia hasta el Museo de Domino. ¿Estás en casa?

—¡Ya quiero ver esa momia! No papá, estoy en el Colegio, mi curso tiene educación física a esta hora.

—Eso es bueno, porque a ti te gusta el deporte. Divierte con tus amigos.

—Gracias papá.

—Te amo hija.

Fin de la llamada.

—Miku Muto, ¡si no te pones ahora mismo en alguno de los equipos a jugar básquet, te pondré a correr cien vueltas a la cancha! —grito molesto el profesor.

Miku suspiro tristemente y camino despacio con desganas al centro de la cancha, pensando en cual equipo era más seguro jugar sin que la molestaran demasiado. Pero rápidamente las palabras hirientes de sus compañeros se empezaron a escuchar.

—Para ser la hija del rey de los juegos, en los juegos de pelota le va muy mal. —Dijo una chica en forma burlona.

Los demás rieron divertido y animados por seguir comentando alguien agregó:

—¡Quitando el duelo de monstruos, en todo lo demás es una loser!

Las risas aumentaron y con tristeza solo pudo decir:

—Mejor corro las cien vueltas profesor.

¿Por qué me tratan tan mal? solo quiero tener amigos de verdad. No es que no los tenga, pero, como yo estoy en segundo año y ellos en el último y penúltimo año del secundario nuestros horarios son diferentes. Por eso casi nunca nos podemos divertirnos juntos... pero ellos se divierten sin mí. ¿Sera que no me quieren?todos esos pensamientos ponían a la pequeña de cabellera tricolor muy triste. 

Si tan solo pudiera decirle a alguien lo que siento, ¡pero no puedo! Me eh esforzado mucho por hacer creer a mis padres y amigos que soy popular en mi grupo y que soy buena deportista, pero es mentira, odio el ejercicio y todos me odian en mi curso. Soy tan fea e inútil...  Daría todo por ser más como Izumi o Mei. 
Estaba tan cansada de tanto pensar no se había dado cuenta que la hora se había pasado y el profesor se marchó, dejándola sola corriendo alrededor de la cancha.

Tres chicas y un chico de su grupo se habían quedado para molestarla.

—¡Hey tú, Muto!  ¿Eres tan tonta que te quedaras corriendo, aunque todos ya se fueron? Cierto, ¿qué más podrías hacer si no tienes amigos? Jajajaja.

Miku apretó los puños y se echó a correr para escapar, pero corrieron tras ella para seguir molestándola.

—¡Déjenme en paz!  ¡No les hice nada!  —las lágrimas resbalaban por sus mejillas y sus persecutores al rato se detuvieron.

¿Qué pasó? ¿se apiadaron de mí?, se preguntó Miku hasta que dejó también de correr al chocar de frente con una persona, una chica muy alta... 
Levanto la vista y vio el sedoso cabello castaño moviéndose levemente con el viento y unos profundos ojos azules clavados en las personas que la perseguían, ojos de maldad.

—¡Megumi Sama!  —grito Miku de asombro al verla.

—¡Tu muévete! yo arreglare esto. —Miro a los chicos que estaban estáticos del miedo—. ¿Qué hacían persiguiendo a mi amiga Miku? —todos se asombraron.

Miku miro rápidamente a la hija de Kaiba.

¿Dijo que soy su amiga?, se preguntó en su interior. ¿Por qué?

—¡Perdona! No sabíamos que era amiga tuya. ¡De verdad! —se disculparon pensando en que tal vez los expulsarían del Colegio por hacer enojar a la hija del hombre más rico del mundo.

—Saquen sus decks, será ustedes cuatro contra mí. Si no me ganan con esa ventaja, mostraré el video en todo el colegio para que se rían de ustedes. —Se acomodó el cabello con la mano derecha y sonrió triunfante mientras su guardaespaldas se acercaba con su disco de duelo—. Mamoru, tu filma el video.

—Sí, mi señora.

—Aunque sea una profesional en duelos. ¡Somos cuatro contra uno!  ¡Podemos hacerlo! —dijo el chico a sus amigas y rieron confiados.

Cinco minutos después:

—Jajajaja… ¡perdedores!  ¡Son tan patéticos! Miku sola me lo habría puesto más difícil. ¡Ustedes cuatro dan vergüenza! Jajajaja… —Hizo un breve silencio—. 
¡Largo de mi vista bravucones de cuarta!

Los chicos se fueron llorando por las burlas de la castaña y está se dio la vuelta para mirar a Miku.

—No dejes que tontos como esos te molesten, tú eres superior a ellos —hizo una pausa para sonreírle a la pequeña—. Y más bonita, ¿no viste el cabello de esas chicas? todas las puntas abiertas.

Miku lloro de la alegría y luego bajo la cabeza antes de preguntar:

—¿Dijiste que soy tu amiga solo para que ya no me molesten?

—No, ¿Acaso no quieres ser mi amiga? —preguntó Megumi con una sonrisa.

Miku levanto la mirada y asintió mientras se secaba las lágrimas

—G-gracias. Megumi sama, ¿qué haces aquí si tú no tienes clases a esta hora? Sales mucho más temprano.

—Olvidé mi agenda y volví por ella. Tuviste suerte —dijo de manera orgullosa.

Miku sonrió feliz. Por alguna razón tenía el don de saber cuándo alguien era bueno o no, y a pesar de lo presumida que era la hija de Seto Kaiba, era una buena persona.

Capítulo 3

—Qué bello amanecer —los primeros rayos del sol se dejaban ver en Egipto—. ¿No lo crees Rebecca? —pregunto Yugi a su esposa.

—¡Dra. Hopkins! Qué bueno es contar con su colaboración —dijo Marik Ishtar interrumpiendo a la pareja. Le tendió la mano como saludo y luego saludo al Sr. Muto—, ¡tanto tiempo sin verte Yugi!

La egiptóloga y su esposo siguieron a Marik quien ahora era bueno. Estaban en un importante hallazgo arqueológico.

Ishizu, la secretaría general del concejo supremo egipcio de antigüedades, los había llamado solicitando su ayuda.

—Ya llegamos —dijo Marik mientras entraban en unas ruinas.
Ishizu, la hermana mayor del ex villano estaba parada frente a la momia recientemente encontrada. Yugi se acercó para verla mejor.

—Esa momia está muy bien conservada —comentó el del peinado picudo.

—No es por la momia que los llame —dijo la egipcia—. Vean esto... —sobre la mesa de trabajo estaban unas gemas rojas y otras en menos cantidad de color azul acompañadas de una tablilla de piedra con jeroglíficos y huecos como para poner las gemas. En el centro tenía un dibujo de un hombre y unas llamas de fuego que parecían entrar en lo que suponía ser un disco de duelo en su brazo—. Es esto lo que quiero que vean y me ayuden a entender.

—¿Esas formas que parecen fuego podrían ser almas? —pregunto Rebecca Hopkins.

—Eso es lo que pensé también y me preocupa. Creo que podría ser un artefacto para tener duelos de las sombras poniendo en juego el alma de los participantes —mencionó la egipcia.

Yugi escucho las opiniones y se acercó a la tablilla, pudo entender un poco de lo que estaba escrito.

—Aquí dice "resurrección" —dijo Yugi señalando los jeroglíficos—. Permíteme tomar una foto para mostrarle a Atem, él es profesor de historia y lengua antigua egipcia, está justo ahora dando clases en una de las mejores universidades de Japón. Aparte es un faraón —rio divertido por olvidar de a ratos los verdaderos orígenes de su hermano mayor—. No le molestara ayudar. —Ishizu asintió y Yugi tomo una foto del objeto.

—¿Tía, puedo ayudarte en algo? —un jovencito moreno de cabello rubio ceniza se acercó a ellos. Venía con un amigo también moreno, pero de blanca cabellera.

—¡Que grandes están! —comentó con asombro Yugi. Él ya los conocía, eran el hijo menor de Marik, Najja y Kyo el hijo de Bakura. Ambos se habían casado con mujeres egipcias y se habían quedado allí a vivir. Ahora que los veía estaban más grandes esos niños y muy serios. No se veían nada amigables.

—Si ayúdenme a mover estas cosas sin dañarlas —respondió Ishizu.

—Entonces cuando estudiemos estas fotos te llamaremos para hablar de esto —dijo Rebecca despidiéndose—. ¿Cómo esta Amunet? No la veo de hace mucho.

—De acuerdo Rebecca. Mi hija está muy bien, gracias. Está en Francia organizando un desfile para presentar su nueva colección de ropa; hace tres semanas que no nos vemos. Ni te imaginas como la extraño.

—Lo imaginó Ishizu. Para lo que necesites cuenta con nosotros —dijo con una sonrisa la rubia, quien sabía lo difícil que fue para ella ser madre sola luego de divorciarse de Kaiba.

En Japón:

La luz entraba por la ventana iluminando la habitación y causando molestia en la joven que dormía no tan cómodamente. 

Entre abrió los ojos de color celestes y se intentó incorporar en la cama. Su cabello castaño oscuro algo despeinado le cubría un poco su carita morena. Cuando se despertó del todo recordó el por qué había dormido tan mal; tenía a sus costados a los dos niños atravesados, una pierna por ahí, el brazo por el otro lado. La habían pateado no intencionalmente toda la noche.

Berenice sonrió al mirar a sus primos, tan blanquitos y con el cabello tricolor picudo. Era muy raro para ella aún el que si su tío Yugi y su padre Atem eran hermanos fueran uno bien blanco y el otro moreno.

El hecho es que le había tocado ser la niñera de la preadolescente Miku y el pequeñito Yugi de diez años mientras sus tíos volvían de su viaje a Egipto. Aunque tenían un hermano más grande, rubio como Rebecca de unos diecisiete años, pero este desaparecía muy seguido, se quedaba en la casa de unos amigos.

—¡Vamos! ¡A levantarse!  —gritó la egipcia—. ¡Hay que ir a estudiar!

Los dos hijos de Yugi corrieron en pijama hasta el comedor de la casa del tío Atem mientras se peleaban; Yugi pequeño jalaba el cabello de su hermana para molestarla y está le estiraba los cachetes en venganza. Berenice los separo molesta hasta que su padre intervino y se hizo cargo de los hijos de su "hermano" Yugi.

—Tranquila hija, ve a alistarte que yo me encargo —dijo el faraón que tenía puesto un delantal de cocina—. ¡Si no se comportan los encierros en el sótano! —los chicos se detuvieron asustados.

—¡Te escuche! ¡No le digas eso a los niños! —Gritó Anzu desde el dormitorio donde descansaba por su embarazo—. ¡Y no olvides conectarte en una hora para dar tu clase! —El faraón daba clases en la Universidad por vídeo conferencia para poder cuidar a Anzu y a la futura integrante de la familia.

—¡Si amor, no me olvidaré!  ¡Tú descansa! —contestó el faraón.

Unos minutos después ya estaban tomando el desayuno junto con los hijos de Honda, Jonouchi y Otogi quiénes venían más temprano a recoger a los Muto para el colegio, para así poder comer algo echo por el señor Atem que cocinaba riquísimo.

—Hoy tenemos todas mis materias favoritas, sociales, arte y duelo de monstruos _dijo feliz Izumi mientras enroscaba un mechón de su cabello entre sus dedos.

—¡No! ¡No hice la tarea para sociales! —se lamentó Makoto—. Aknamkanon pásame tu tarea para que la copie.

—De ninguna manera, yo no soy un tramposo. Ese es tu problema —respondió el egipcio de manera seria.

—¿Qué clase de amigo eres? —se defendió molesto el rubio.

—Uno bueno que quiere que aprendas a afrontar las consecuencias de tus acciones —argumentó Aknam con una mirada desafiante y una sonrisa de lado.

—Eres un malvado. Cuando seas tú el que me pida que le haga la tarea, te diré que no —contesto el hijo de Jonouchi resignado.

—Pero si tú nunca haces la tarea Makoto —dijo entre risas Honda Hayato.

El sonido del timbre hizo que dejarán todos de reír. ¿Quién sería tan temprano?, se preguntaron en sus pensamientos.

—¡Ya se! —gritó Izumi—, ¿se acuerdan de la apuesta de ayer? Seguro Seto Jr. se convirtió en un hombre de palabra y está aquí para caminar hasta el colegio con nosotros —dijo y todos recordaron dicha apuesta, pero rieron divertidos mientras Atem iba a abrir la puerta.

—Que gracioso, la palabra de ese chico no vale nada, es de lo más mentiroso y no va a caminar hasta el colegio, sólo viaje en auto —dijo el rubio.

Berenice y Aknamkanon escucharon atentos ya que no conocían casi nada al hijo de Kaiba. La bella hija de Atem recordó las miradas coquetas que aquel chico le dedicó el día anterior y deseo no tener que caminar con el hasta el colegio, se notaba que estaba muy acostumbrado a tener todo lo que quería, pero ella sería la excepción.

Atem abrió la puerta y se encontró con un chico muy alto de una grande y brillante sonrisa.

—¡Señor Muto! soy un compañero de clase de sus hijos, venía a buscarlos para ir al colegio —dijo rápidamente el chico de ojos azules y puso en las manos del faraón lo que parecía ser las llaves de un vehículo—. Mientras tanto cuídeme el auto, es mi favorito de los tantos que tengo. Puede pasear en el si no lo arruina.

El rostro del faraón era entre sorprendido y enojado. Miro afuera y se encontró con un costoso Lamborghini Huracán.

—Escucha, chico maleducado. Si vienes por mis hijos para ir al colegio ¿dónde está tu uniforme? —el joven tenía puesta una camisa azul, pantalón de traje y zapatos marrón para hacer juego con el cinto en el que tenía grabado el logo de Kaiba corp. en la hebilla.

No esperaba conocer de esa manera al hijo de su rival, tan sólo había visto su foto en el periódico un par de veces.

Antes de que el castaño contestará algo, los otros chicos estaban en la puerta listos para irse.

—Papá, Kaiba está aquí porque perdió una apuesta al ser derrotado tan ridículamente por mi ayer. —dijo con una sonrisa maligna Aknam.
—¿Enserio? _pregunto divertido Atem al pequeño Kaiba.

—Yo no soy un duelista, su hijo es un abusivo. —Atem se sorprendió, pero no dijo nada—. Entonces vamos, tienen que estar más que agradecidos de que ahora son amigos míos. —Empezó a caminar y los demás le siguieron bastante molestos.

El faraón los veía irse y no sabía si reírse o que. Qué chico más interesante, pensó.

Cuando ya se habían alejado de la casa, Makoto y Hayato se frenaron y se pararon frente al castaño para interrogarlo.

—¿Cómo supiste donde vivía Aknamkanon si su familia se mudó hace poco? Y ¿por qué estás aquí sólo y sin guardaespaldas, si tú sabes las ganas que tengo de golpearte en la cara? —pregunto Makoto de forma violenta.

—Lo de siempre... —suspiro cansado Seto hijo—, siempre igual de incivilizado, nunca cambiaras. — Se alejó un poco de los dos chicos—. Verás, Si el chico de nombre raro y su hermosa hermana son sobrinos de Yugi Muto, el rey de los duelos, y ayer en clases comentaron que eran vecinos de éste, obviamente obtuve la dirección por medió de la base de datos de la corporación, fácil y simple. —Sonrió divertido y puso una mano en el hombro del rubio—. Tengo una tarea de sociales extra por sí tu padre se comió tu tarea, perdona, quise decir por sí tu perro se comió tu tarea —sonrió fingiendo bondad—. Si la quieres es tuya.

—¡Rayos! —Makoto frunció los labios en una expresión de enojó, pero recordó que no había hecho la tarea—. Te perdonare está ves Kaiba, pero sólo porque no hice mi tarea y si puedes salvarme de esta me estarías haciendo un gran favor.

—Sabía que la necesitarías —dijo con una sonrisa infantil el castaño y le entregó la hoja escrita.

—¿No te parece que se darán cuenta que es la misma letra que la tuya y el mismo contenido? —dijo alzando una ceja Berenice y recibió una sonrisa traviesa de parte del joven millonario.

—Princesa hermosa, yo soy un genio, obviamente pensé en eso; Le pedí a uno de mis empleados con capacidades intelectuales parecidas a las de Makoto kun que hiciera la tarea, el que hace la limpieza, claro. Pero no te preocupes, la revisé, sacará buena nota y encima la caligrafía se parece mucho, igual de desprolija, solo debes retocarla —sonrió tiernamente a la vez que arrancaba una flor del cerco de una casa y se la regalaba a la linda chica.

—Gracias, —tomo la flor entre sus manos y le miro seria— pero que sepas que los hombres presumidos y que humillan a los demás, no me gustan. —Dejo de mirarlo y camino más de prisa agarrándose del brazo de su hermano, quien le dedicó una mirada al castaño de; no te acerques a mi hermana o te mató.

Hayato y Makoto rieron de forma burlona en venganza por lo de hace un rato.
Seto sintió algo que le oprimía el pecho e hizo un pequeño puchero antes de empezar a caminar junto con los otros chicos.

Ya en el colegio se habían separado, Seto fue tras sus amigos hasta que sonara el timbre de entrada y el resto se dividió según sus respectivos salones, Aknamkanon, Makoto, Hayato y Mei Otogi estaban en el mismo salón, Seto y Maxi también.

El egipcio se apoyó en los casilleros mientras sus amigos hablaban entre ellos. Estaba tan inmerso en sus pensamientos, recordando su vida en El Cairo, sus otros amigos que tuvo que dejar y los momentos que pasó con ellos.
Salió de sus pensamientos cuando sonó el timbre de entrada y al levantar la mirada vio la esbelta figura de Megumi Kaiba, la hermana del fastidioso castaño.

Todos los chicos e incluso chicas se habrían del camino para no molestarle la pasada y le tomaban fotos discretamente, la miraban como si fuera Madonna o alguna otra famosa. 
Caminaba tan elegante y su uniforme estaba sumamente bien planchado y limpió que parecía nuevo. Su sedoso cabello castaño caí lacio por su espalda bien peinado y perfecto.

Aknamkanon trago saliva nervioso y se dio la vuelta para entrar en su salón. No quería ser uno más de esos tontos fans, pero miro una vez más para saber cuál era el salón de ella. Un grado menos que el de él, entonces, pensó Aknamkanon, era la hermana menor del ojiazul.

Las clases se pasaron rápido e Izumi propuso ir todos al centro comercial, así que corrió a invitar a Seto Jr.  también.

—¿Por qué lo invitas a él? ¿No fue suficiente soportarlo de ida al colegio? —Se quejó Hayato.

—Me gustan las cosas gratis, así que tener un amigo multimillonario para hacer shopping me parece la cosa más inteligente del mundo —dijo la rubia con una sonrisa—. Por cierto, ¡mañana sale la revista de la que soy portada! 

Capítulo 2

—Ya sé cómo solucionar esto. Con un duelo, obvio —dijo Aknam—. Si yo ganó devolverán todas las cartas que han robado y no volverán a molestar a nadie más en este colegio. ¡Kaiba, te reto a un duelo!

—¡¿Qué?! —el ojiazul pego un gritó algo agudo a la vez que sacudió la cabeza y frunció el ceño boquiabierto—. Espera un poco! Estabas discutiendo con Maxi y ahora de la nada me retas a un duelo a mí, que ni te he dirigido la palabra y soy una buena persona —se victimizo como si estuviera haciendo stand-up—. ¿No te da vergüenza? Es por mi nombre ¿verdad? ¡Me estas juzgando sin conocerme! ¿así pretendes enseñar moral? —se quejó exageradamente el castaño mientras se acomodaba el cabello. Por su parte el egipcio no salía de su asombro, no podía creer que existiera alguien tan hablador y dramático—. Además, porque no termine de quejarme aún, te digo que me olvidé de mi deck. Así que no tendrás tu duelo conmigo por más que te mueras de ganas.

—Ya termina tu teatrito, payaso. Era mejor cuando estabas callado. Y ¿como es posible que un duelista olvide su deck? —El rostro del moreno era de enojo, Japón no era tal vez el paraíso de duelos qué se esperaba.

—Pero darling, el ya escogió. He wants a duel with you —dijo el hijo de Pegasus con vos melosa pero varonil a Kaiba—. ¡Te prestare mi deck! —Miro al egipcio con una sonrisa arrogante y le dijo—, my friend Seto Kaiba jr. is the best duelista de todo el colegio, te ganará aún jugando con mi baraja. Yo qué tú me rendiría. —Seto parecía nervioso por esa presentación, trago saliva y asintió nada seguro.

—Maximiliano, no hagamos a este chico pasar tanta vergüenza. —Seto hizo una pausa—. Devuelve las cartas y vámonos.

Aknamkanon estaba totalmente desorientado, se encontraba en Domino City retando a duelo al hijo de Kaiba y este se negaba a tener un duelo. Para evitarlo se ponía a hacer tiempo con tonterías.

—No seas tontito my love, no devolveremos esas cartas... —Maxi fue interrumpido por un enojado Aknamkanon.

—Basta, ¡Me tienen cansado! —los tres chicos más los amigos del moreno quedaron completamente en silencio cuando este les reprendió de mal humor—. Si eres tan bueno como dice, juega conmigo de una vez.

Comienza el duelo:

Maxi le había prestado el deck y dueldisk a Seto, todos los alumnos hicieron espacio para que pudieran enfrentarse, pero se quedaron al rededor para ver el duelo.
Aknamkanon y Seto Jr. estaban ya en sus posiciones y el público gritaba; ¡duelo! ¡duelo!

—Lo harás bien Setito, yo y James te haremos porras desde aquí —dijo Maximiliano con una sonrisa coqueta y recibió una mirada de enojó de parte del castaño que rápidamente cambió por un puchero infantil.

—Empezaré yo —dijo el hijo de Atem—. ¡Duelo!

—Ya que eres buen duelista no te molestará apostar —gritó Izumi quien su punto débil eran los chicos lindos y conocía muy bien la reputación que tenía el hijo de Kaiba con respecto a los duelos—. Si Aknam te gana serás nuestro amigo por una semana, nos pasarás a buscar e irás con nosotros caminando hasta el colegio —rio divertida la rubia.

El joven Seto se dio la vuelta para responderle a Izumi que no apostaría, pero su mirada se topó con la bella imagen de Berenice hija de Atem y quedó flechado, era nueva y lo sabía, ya que no olvidaba fácil el rostro de una chica. Su mayor defecto era ser muy mujeriego.

—Está bien linda, pero si yo le ganó al egipcio, tu amiga morenita tendrá una cita conmigo. —El rostro de Aknamkanon fue de enojó al escuchar estas palabras de Kaiba hijo.

—¿Cómo te atreves? ¡Es mi hermana!

—No pueden meterme en la apuesta, ¡no soy un objeto! —se defendió la egipcia—. Hermano, ¡gánale a ese imbécil!

—Coloco dos cartas boca abajo e invocó a "Alma de super soldado" —Aknam ya había empezado a jugar—. Uso su efecto; envió a "Soldado del Brillo negro-Enviado del Ocaso" de mi mano al cementerio. Y esto hace que mi "Alma de super soldado" tenga 3000 de ataque hasta tu End Phase. Y acabo mi turno.

—¡Mi turno! —se arregló el cabello con la mano derecha, luego robo una carta y miro su mano muy decepcionado. A Seto no le había tocado ninguna carta buena—. Coloco una carta boca abajo y termino mi turno. —Se arregló el cabello como por décima vez y le dedicó una sonrisa a la hermana de su oponente.

—Estaba pensando si atacarte o no. Pero, ¿sabes? —dijo Aknam con una mirada desafiante—, ¡voy a hacerlo! —iba a seguir explicando su movimiento, pero fue interrumpido.

—¿Como? Tu "Alma de super soldado" vuelve a tener cero de ataque. No eres tan inteligente —dijo el castaño en tono de burla y el egipcio bajo la cabeza, superado por la estupidez del muchacho.

—¡Pero si no me dejas terminar! ¡Cállate! —gritó Aknam—. ¡Uso su efecto! Envió a "Soldado del Brillo negro-Soldado sagrado" de mi mano al cementerio para...

—Activo mi carta boca abajo "Golpe solemne", pago 1500 puntos de vida y niego el efecto de tu monstruo y este es destruido. —El ojiazul sonrió feliz.

—Muy bueno, pero activo desde mi mano "Trampa de eliminación" y destruyó tu trampa. Ahora mi monstruo vuelve a tener 3000 de ataque. Activo mi carta boca abajo "Ritual del super soldado" sacrificando desde mi mano a "caballero del principio" y "caballero del caos" e invoco a "Soldado del brillo negro-súper soldado". Ya que no tienes monstruos en el campo, atacó directamente a tus puntos de vida. ¡Ataca “Alma de super soldado”! —Los puntos de vida de Seto bajan a 1000—. Y ahora ataco con "Soldado del brillo negro-súper soldado" —el ataque mando al castaño a volar dejándolo sentado en el suelo con sus puntos de vida en cero.

El duelo terminó.

—¡Ahora serás nuestro amigo por una semana! —gritó la hija de Jonouchi.

—Creí que esto sería mejor —dijo Aknamkanon muy decepcionado—. Ya que te derrote devuelve las cartas que robaste.

—Yo no robe nada, habla con Maxi que es el líder _dijo el de ojos azules—. Además, yo no soy duelista y aún así soy mejor que tu.

—¿Cómo? —El rostro del moreno era de incredulidad—. ¿Cómo que no eres duelista? Y ¿cómo vas a ser mejor que yo, si yo te gane?

—No me gustan los duelos —contestó con una sonrisa aún sentado en el suelo—. Y verás, tengo dinero, soy guapo y lo más importante, no me importa perder. Yo estoy feliz y tu enojado porque esperabas un gran duelo y te fue más que fácil ganar. El que se enoja pierde, recuerda eso.

Aknamkanon no sabía que contestar, era verdad, se había enojado porque quería tener un gran duelo en su primer día de clases, no tanto por defender a los inocentes.

—Dile a tu amigo que devuelva las cartas. —Ya había notado que el hijo de Pegasus se había dado a la fuga.

—¿Por qué molestas a mi hermano? Si quieres un duelo tenlo con alguien que sepa jugar. —Una atractiva voz de mujer se escucho a sus espaldas a lo que el egipcio se dio la vuelta.

—Tutankamon, te recomiendo que corras, mi hermana es una duelista profesional —dijo el castaño.

—¡Me llamo Aknamkanon, no Tutankamon!  —grito enojado por el apodo—. Pero si... creo que quiero un duelo con tu hermana... —dijo en voz baja mientras miraba fijamente a la chica alta y delgada de profundos ojos azules y largo cabello castaño con flequillo, casi cubriéndole los ojos. Podía reconocer a un buen oponente cuando lo veía, ella era una y era hermosa.

—Entonces tendrás tu duelo, me llamo Megumi Kaiba, para que recuerdes el nombre de quien te derrotará en menos de cuatro turnos.

¿Derrotarlo en menos de cuatro turnos? Pensó Aknamkanon que deberás tenía que ser muy buena o muy confiada para afirmar algo así. Pero aún así podía sentir un fuego correrle por las venas. Este era el duelo que estaba esperando.

—¡Duelo! —los dos gritaron al mismo tiempo, los discos de duelo se pusieron en posición y todos los estudiantes gritaron eufóricos.

El moreno sentía tan fuerte la adrenalina y ...

—Chicos, se acabó lo que se daba, las clases empezaron hace rato. ¡Todos a sus salones! —sentenció la subdirectora.

—Te salvaste, pero mi padre organizará un gran torneo dentro de seis meses. Nos veremos allí —dijo la chica—, si eres digno de ser invitado.

Aknam sonrió al escuchar esas palabras. Estaría allí fuera como fuera.

Capítulo 1

 Primer día de clases en Domino City.

Casa del faraón Atem:

—¿Dónde está?, ¡no la encuentro por ningún lado! —La habitación está llena de cajas vacías y aún sin vaciar, normal cuando te acabas de mudar, y más normal es no encontrar la mitad de tus cosas.

El joven salió de su nuevo cuarto rumbo al de su hermana.

—Berenice, ¿me prestas tu planchita? No encuentro la mía.

—Aknamkanon ¿no puedes no plancharte el pelo hoy? —río divertida mientras miraba a su hermano mayor quien estaba parado en la puerta con el turbante en la cabeza.

Estos eran los hijos de Atem y Anzu, quienes al casarse decidieron vivir en Egipto, pero al extrañar decidieron volver a su hogar, la ciudad del duelo de monstruos.

Ambos eran morenos como el faraón, que, al regresar con sus amigos, lo hizo con su verdadero cuerpo.

Su primogénito era de estatura mediana, de ojos violetas y cabello tricolor, y su hermana de ojos celestes y cabello castaño oscuro, sólo un poquito más bajita que el mayor.

—No, tú dices porque no heredaste la cabellera de papá. No quiero ir el primer día al colegio pareciendo un cactus —contestó Aknamkanon.

La egipcia sonrió sin decir nada y le entregó la planchita al mayor.

—Aknamkanon y Berenice, se les hace tarde para el colegio —les aviso Anzu, quien acariciaba su pancita de cinco meses.

—Ya estamos mamá —contestaron al unísono y colgaron sus mochilas en sus espaldas, el deck en la deckbox y estaban listos para el colegio. El cabello tricolor de Aknamkanon caía lacio, bien atado en una cola.

—¡Cuanto demoraron, llegaremos tarde!  —se quejó medio en broma el rubio con una sonrisa en la cara. 

Era el hijo de Jonouchi y Mai, su nombre era Makoto y a su lado su hermana menor Izumi.
Esta sonrió feliz al ver a los hermanos egipcios salir ya prontos para el colegio y corrió a colgarse del cuello del moreno.

—Aknamkanon, que feliz soy de que vayan a ir al mismo colegio que nosotros! —gritó Izumi de la emoción y recibió un abrazo de su amigo como respuesta.

Todos se saludaron con alegría. Y aunque Aknam era muy serio y poco demostrativo, estaba muy contento de ver a todos otra vez después de un año en el que no se vieron para nada. 

Estaban diferentes:

Makoto estaba más robusto, seguro hacia gimnasio, e Izumi se había cortado el cabello hasta los hombros. Hayato el hijo de Honda y Miho estaba más alto. 
Mei, la hija de Otogi y Shizuka estaba... más bonita. Y Miku, la hija del tío Yugi y Rebecca seguía igual de pequeña, pero se veía menos infantil que en años anteriores.

Sonrió feliz el moreno luego de mirar a sus amigos y camino con ellos rumbo al colegio.

—Berenice, te has puesto muy guapa amiga —comentó Mei—. Tendrás que cuidarte de cierto mujeriego que hay en el colegio.

La egipcia miro a la hija de Otogi con ojos interrogantes, pero antes de que pudiera preguntar algo Izumi empezó una conversación sobre lo aburrido que era la clase de matemáticas y lo genial que era la clase de duelo de monstruos. Así que Bere y Aknam preguntaron al unísono:

—¡¿Hay clases de duelo en el colegio?!

Claro, eran nuevos y no sabían de eso pensó Makoto hijo de Jonouchi. Así que les contó:

—Verán, el alcalde de Domino City implementó "Duelo de monstruos" como nueva materia a cursar en los colegios y escuelas luego de haberse reunido en su despacho con el señor Seto Kaiba.

Aknamkanon se sentía decepcionado de haberse mudado cuando sólo le quedaba un año de colegio. Pero no era como que necesitará que le enseñarán a jugar, era un duelista talentoso y lo sabía. La humildad no era el punto fuerte del moreno en absoluto.

—Es una gran noticia, ya quiero ver que tan buenos duelistas hay en el colegio. Un primer día amerita un duelo. —Comentó el egipcio viendo el colegio a una cuadra de distancia.

Al cruzar el portón de la institución vieron una cola de alumnos esperando su turno para pasar.

—Parece un colegio militar —comentó Berenice.

—No, son The Powerful causando problemas otra vez —mencionó Hayato el hijo de Honda—. No hay necesidad de hacer la fila, adelantémonos y le daremos la paliza que se merecen a esos tres.

—Buena esa Hayato, ¡les mostraremos quienes mandan! —dijo Makoto y chocó los puños con su amigo al estilo Jono y Honda; y como dice el dicho lo que se hereda no se roba.

Los dos chicos caminaron rápidamente inflando el pecho y sacudiendo los brazos como unos bravucones. Sus amigos les siguieron.

Al estar cerca de la puerta vieron lo de siempre, pero para Aknamkanon era nuevo y no le gustó lo que vio:

—Nou nou nou, you can not pasar por está puerta sin pagar peaje —acompañado de una risa malvada—. Danos tu carta más rara y te dejamos pasar —sentenció un joven de cabellera blanca y sonrisa sádica—. Do you understand?

—¡No puedo darles mis cartas, son mi vida! —sollozaba un estudiante de pequeña estatura.

—Si no nos das tu carta favorita no sólo no entraras al colegio pequeño nerd. Sino que tu familia y amigos nunca más te volverán a ver —amenazó un chico de cabello rosadito y asentó alemán.

—¿Puedes apurarte?  —pregunto el tercer y ultimo miembro del grupo, un chico castaño de ojos azules—. No te resistas o harás que mis amigos quieran golpearte. Por cierto —dijo para todos los demás presentes—, las chicas pueden pasar, nosotros no molestamos a las damas, somos caballeros. —Se acomodó el cabello de manera galante.

Antes de que Makoto y Hayato pudieran hacerles frente, Aknamkanon gritó:

—¡Basta!, ¿no les da vergüenza robar cartas de otros? ¿Qué clase de duelistas son?

Los tres dejaron de intimidar al pequeño alumno y miraron al egipcio con atención.  Nunca antes lo habían visto. Y no muchos se atrevían a hablarles así.

Los tres jóvenes que se hacían llamar The Powerful, que traducido quiere decir “Los poderosos”, eran de estatura muy alta y no usaban los uniformes del colegio:

El de pelo blanco muy corto y ojos café miro al moreno con cara de burla. Traía puesta una camisa de seda color vino tinto, una chaqueta de cuero y un chupin negro con botas Barker Black (marca británica). Al lado de este el chico alemán de cabello rosa peinado hacía arriba y ojos esmeraldas, que vestía ropa de algún diseñador muy extravagante, para Aknamkanon se traducía como "ridículo".  Y el tercero vestido con traje y camisa celeste con un rolex en la muñeca. Tenía el cabello corto castaño y unos llamativos ojos azules. Este último lo miro asombrado al escucharlo y luego más relajado sonrió despreocupadamente.

—¿Cómo te atreves a hablarnos así, no sabes quiénes somos? —dijo el peliblanco—. Somos los herederos de Industrial Ilusions, Kaiba Corp y Schroider Corp. Las más grandes empresas del duelo de monstruos, podemos hacer lo que queramos, somos intocables —sonrió de forma altanera—. Yo soy Maximiliano Crawford, el hijo mayor del gran Pegasus J. Crawford. Y ellos son Seto Kaiba Jr. y James von Schroider — señalando al castaño primero y luego al pelirosado.

—Ya sé cómo solucionar esto. Con un duelo, obvio —dijo Aknam muy emocionado—. Si yo ganó devolverán todas las cartas que han robado y no volverán a molestar a nadie más en este colegio. ¡Kaiba, te reto a un duelo!

Prólogo

El duelo final de Atem contra Yugi, cuando el último ganó, Atem pudo descansar en paz. Pero, ¿era eso lo que quería?

En el campo de Junco donde descansaban los antiguos egipcios, todos sus amigos del pasado se reunieron para pedir a favor de su faraón Atem a los más grandes dioses de Egipto.

Todos sabían que desde que Zorc apareció para intentar gobernar el mundo, el joven faraón tuvo que renunciar a todo. Encerró a Zorc y para que todo permaneciera así tuvo que olvidar todo y descansar en el rompecabezas. Hasta que tres mil años después junto con Yugi Muto y sus amigos volvió a enfrentarse a Zorc en el cuerpo de Bakura el bandido  y le derrotaron.

El salvó el mundo, merece ahora vivir la vida a la que tuvo que renunciar hablo el sacerdote Seth a los dioses que reunidos tomaban una decisión—. Merece acompañar a sus nuevos amigos, y cuando envejezca y vuelva a morir lo estaremos esperando aquí.

Atem... —las voces a coro de los dioses llamándole sonaban como un eco mezclado con el suave susurro del viento—. ¿De verdad deseas permanecer con tus amigos un poco más?

Si,  eso deseo. El faraón nunca estuvo tan seguro antes—. Quiero acompañarlos hasta que terminen sus días y cuando eso pasé volveré aquí al descanso eterno.

Concedido —el coro de voces dio su veredicto, le concederían ese gran deseo—. Les agradezco la mirada de Atem estaba llena de gratitud—, pero quiero hablarles de alguien.

Puedes hablar.

Castillo de Pegasus:

El viento cargado de aroma a soledad se colaba por las cortinas de las enormes ventanas, y llenaban la inmensa habitación repleta de lujos y riquezas; riquezas que no podían llenar el vacío del corazón del hombre que acostado sobre su cama no podía conciliar el sueño. Estaba tan sólo, tan triste.

Pegasus J. Crawford, sal al balcón... —una voz de ultratumba le hizo levantar de la cama bastante asustado—. No digas nada y sal al balcón.

No pregunto,  sólo obedeció y al cruzar a través del cortinado del ventanal, la bella silueta de una dama en aristocrático vestido le quitó el aliento.

Somos los dioses del antiguo Egipto, un amigo hablo a tu favor y se te concedió el mayor anhelo de tu corazón, sin que des nada a cambio... agradécele...

La voz se desvaneció en el viento frío de la noche y los ojos grises de la joven correspondían con suma felicidad la mirada llena de amor de ese único ojo café del hombre del parche.

¡Cindya! ¡mi amada Cindya! la abraza con todas sus fuerzas y la besa con la intención de recuperar todo ese tiempo perdido.

Tienda del abuelo:

Yugi y sus amigos se encontraban reunidos en la tienda del abuelo de este. Se reían un poco mientras miraban la tele, pero era sólo una fachada, no se podía ocultar;  faltaba uno, le echaban tanto de menos, tanto que tenían la tristeza pintada en la cara.

Yugi... tienes una visita... dijo el abuelito junto a la puerta de su comercio.

Los ojos de todos se abrieron de par en par, no preguntaron nada, no importaba por que, importaba que estaba allí, de regreso con ellos.

Atem abrió los brazos para abrazar a sus amigos nuevamente y todos corrieron para abrazar al moreno.

Por otra parte, en Kaiba Corp, una joven esperaba su entrevista para convertirse en la nueva secretaria del CEO. 
 
Mientras esperaba,  la albina ojiazul leía una revista de turismo.

Takahisa Kisara, ya puedes pasar anuncio la recepcionista.

La chica de cabellera blanca siguió al hombre que le guío asta la oficina del señor Kaiba. Una vez dentro tomo asiento frente al empresario.

Era una gran oportunidad laboral, todo lo que había soñado, y el en persona era mucho más guapo de lo que se había imaginado.

Los dos se miraron un rato en silencio y ambos rostros se ruborizaron inevitablemente. Era como si se conocieran de una vida pasada, como si estuvieran predestinados a enamorarse, pero esas cosas sólo pasan en los cuentos de hadas, y la mirada de Kisara se clavó en las manos del castaño, más precisamente en el anillo de matrimonio en su dedo.

La entrevista transcurrió con normalidad y ya estaba decidido, ella sería su secretaria.
La vio salir por la puerta y se sintió aún más arrepentido de haberse casado enseguida cumplió la mayoría de edad, con Ishizu Ishtar, cuatro años mayor que él. Por la única razón de que se sentían muy solos los dos.

Solo llevaban cinco meses de matrimonio y no eran capaces de ponerse de acuerdo en absolutamente nada. Pero, sería papá y eso lo cambia todo.

Presentación de los personajes IZUMI

Nombre: Izumi Jonouchi
Edad: 15 años
Cumpleaños: 6/8
Altura: 1,57m
Peso: 52kg 
Padres: Katsuya Jonouchi y Mai Kujaku

DESCRIPCIÓN DEL PERSONAJE:

Aparte de ser estudiante de secundaria, trabaja de modelo para una revista de venta de ropa por catálogo para adolescentes, muy popular en Domino City. 

Le gusta verse bien y es muy insegura de si misma. Para ocultarlo actúa de forma demasiado extrovertida y le molesta no ser el centro de atención. 

Su mejor amiga es Mei Otogi. También se lleva muy bien con Berenice y Miku Muto.

Le cae muy mal Megumi Kaiba ya que es toda una celebridad en el colegio aun siendo indiferente con todos.

Su amor platónico es Aknamkanon.  

No es una fanática del duelo de monstruos pero sabe jugarlo muy bien.  

Carta insignia:



Presentación de los personajes MIKU


Nombre: Miku Muto 
Edad: 13 años
Cumpleaños: 10/7
Altura: 1,45m
Peso: 40kg 
Padres: Yugi Muto y Rebecca Hopkins.

Miku es una jovencita pequeña y con miopía que sufre bullying en el colegio, pero finge que no sucede para no preocupar a sus familiares.

Ella ama los duelos pero no se tiene mucha confianza. Le gustaría ser como su idola, la duelista profesional Megumi Kaiba, una gran duelista y bonita. No porque Miku no sea bonita, sino porque ella misma no lo nota.

Miku quiere obtener el titulo de su padre para que la valoren por ser ella misma y no la vean como nada más que la hija del rey de los duelos.

Carta insignia: