Capítulo 3

—Qué bello amanecer —los primeros rayos del sol se dejaban ver en Egipto—. ¿No lo crees Rebecca? —pregunto Yugi a su esposa.

—¡Dra. Hopkins! Qué bueno es contar con su colaboración —dijo Marik Ishtar interrumpiendo a la pareja. Le tendió la mano como saludo y luego saludo al Sr. Muto—, ¡tanto tiempo sin verte Yugi!

La egiptóloga y su esposo siguieron a Marik quien ahora era bueno. Estaban en un importante hallazgo arqueológico.

Ishizu, la secretaría general del concejo supremo egipcio de antigüedades, los había llamado solicitando su ayuda.

—Ya llegamos —dijo Marik mientras entraban en unas ruinas.
Ishizu, la hermana mayor del ex villano estaba parada frente a la momia recientemente encontrada. Yugi se acercó para verla mejor.

—Esa momia está muy bien conservada —comentó el del peinado picudo.

—No es por la momia que los llame —dijo la egipcia—. Vean esto... —sobre la mesa de trabajo estaban unas gemas rojas y otras en menos cantidad de color azul acompañadas de una tablilla de piedra con jeroglíficos y huecos como para poner las gemas. En el centro tenía un dibujo de un hombre y unas llamas de fuego que parecían entrar en lo que suponía ser un disco de duelo en su brazo—. Es esto lo que quiero que vean y me ayuden a entender.

—¿Esas formas que parecen fuego podrían ser almas? —pregunto Rebecca Hopkins.

—Eso es lo que pensé también y me preocupa. Creo que podría ser un artefacto para tener duelos de las sombras poniendo en juego el alma de los participantes —mencionó la egipcia.

Yugi escucho las opiniones y se acercó a la tablilla, pudo entender un poco de lo que estaba escrito.

—Aquí dice "resurrección" —dijo Yugi señalando los jeroglíficos—. Permíteme tomar una foto para mostrarle a Atem, él es profesor de historia y lengua antigua egipcia, está justo ahora dando clases en una de las mejores universidades de Japón. Aparte es un faraón —rio divertido por olvidar de a ratos los verdaderos orígenes de su hermano mayor—. No le molestara ayudar. —Ishizu asintió y Yugi tomo una foto del objeto.

—¿Tía, puedo ayudarte en algo? —un jovencito moreno de cabello rubio ceniza se acercó a ellos. Venía con un amigo también moreno, pero de blanca cabellera.

—¡Que grandes están! —comentó con asombro Yugi. Él ya los conocía, eran el hijo menor de Marik, Najja y Kyo el hijo de Bakura. Ambos se habían casado con mujeres egipcias y se habían quedado allí a vivir. Ahora que los veía estaban más grandes esos niños y muy serios. No se veían nada amigables.

—Si ayúdenme a mover estas cosas sin dañarlas —respondió Ishizu.

—Entonces cuando estudiemos estas fotos te llamaremos para hablar de esto —dijo Rebecca despidiéndose—. ¿Cómo esta Amunet? No la veo de hace mucho.

—De acuerdo Rebecca. Mi hija está muy bien, gracias. Está en Francia organizando un desfile para presentar su nueva colección de ropa; hace tres semanas que no nos vemos. Ni te imaginas como la extraño.

—Lo imaginó Ishizu. Para lo que necesites cuenta con nosotros —dijo con una sonrisa la rubia, quien sabía lo difícil que fue para ella ser madre sola luego de divorciarse de Kaiba.

En Japón:

La luz entraba por la ventana iluminando la habitación y causando molestia en la joven que dormía no tan cómodamente. 

Entre abrió los ojos de color celestes y se intentó incorporar en la cama. Su cabello castaño oscuro algo despeinado le cubría un poco su carita morena. Cuando se despertó del todo recordó el por qué había dormido tan mal; tenía a sus costados a los dos niños atravesados, una pierna por ahí, el brazo por el otro lado. La habían pateado no intencionalmente toda la noche.

Berenice sonrió al mirar a sus primos, tan blanquitos y con el cabello tricolor picudo. Era muy raro para ella aún el que si su tío Yugi y su padre Atem eran hermanos fueran uno bien blanco y el otro moreno.

El hecho es que le había tocado ser la niñera de la preadolescente Miku y el pequeñito Yugi de diez años mientras sus tíos volvían de su viaje a Egipto. Aunque tenían un hermano más grande, rubio como Rebecca de unos diecisiete años, pero este desaparecía muy seguido, se quedaba en la casa de unos amigos.

—¡Vamos! ¡A levantarse!  —gritó la egipcia—. ¡Hay que ir a estudiar!

Los dos hijos de Yugi corrieron en pijama hasta el comedor de la casa del tío Atem mientras se peleaban; Yugi pequeño jalaba el cabello de su hermana para molestarla y está le estiraba los cachetes en venganza. Berenice los separo molesta hasta que su padre intervino y se hizo cargo de los hijos de su "hermano" Yugi.

—Tranquila hija, ve a alistarte que yo me encargo —dijo el faraón que tenía puesto un delantal de cocina—. ¡Si no se comportan los encierros en el sótano! —los chicos se detuvieron asustados.

—¡Te escuche! ¡No le digas eso a los niños! —Gritó Anzu desde el dormitorio donde descansaba por su embarazo—. ¡Y no olvides conectarte en una hora para dar tu clase! —El faraón daba clases en la Universidad por vídeo conferencia para poder cuidar a Anzu y a la futura integrante de la familia.

—¡Si amor, no me olvidaré!  ¡Tú descansa! —contestó el faraón.

Unos minutos después ya estaban tomando el desayuno junto con los hijos de Honda, Jonouchi y Otogi quiénes venían más temprano a recoger a los Muto para el colegio, para así poder comer algo echo por el señor Atem que cocinaba riquísimo.

—Hoy tenemos todas mis materias favoritas, sociales, arte y duelo de monstruos _dijo feliz Izumi mientras enroscaba un mechón de su cabello entre sus dedos.

—¡No! ¡No hice la tarea para sociales! —se lamentó Makoto—. Aknamkanon pásame tu tarea para que la copie.

—De ninguna manera, yo no soy un tramposo. Ese es tu problema —respondió el egipcio de manera seria.

—¿Qué clase de amigo eres? —se defendió molesto el rubio.

—Uno bueno que quiere que aprendas a afrontar las consecuencias de tus acciones —argumentó Aknam con una mirada desafiante y una sonrisa de lado.

—Eres un malvado. Cuando seas tú el que me pida que le haga la tarea, te diré que no —contesto el hijo de Jonouchi resignado.

—Pero si tú nunca haces la tarea Makoto —dijo entre risas Honda Hayato.

El sonido del timbre hizo que dejarán todos de reír. ¿Quién sería tan temprano?, se preguntaron en sus pensamientos.

—¡Ya se! —gritó Izumi—, ¿se acuerdan de la apuesta de ayer? Seguro Seto Jr. se convirtió en un hombre de palabra y está aquí para caminar hasta el colegio con nosotros —dijo y todos recordaron dicha apuesta, pero rieron divertidos mientras Atem iba a abrir la puerta.

—Que gracioso, la palabra de ese chico no vale nada, es de lo más mentiroso y no va a caminar hasta el colegio, sólo viaje en auto —dijo el rubio.

Berenice y Aknamkanon escucharon atentos ya que no conocían casi nada al hijo de Kaiba. La bella hija de Atem recordó las miradas coquetas que aquel chico le dedicó el día anterior y deseo no tener que caminar con el hasta el colegio, se notaba que estaba muy acostumbrado a tener todo lo que quería, pero ella sería la excepción.

Atem abrió la puerta y se encontró con un chico muy alto de una grande y brillante sonrisa.

—¡Señor Muto! soy un compañero de clase de sus hijos, venía a buscarlos para ir al colegio —dijo rápidamente el chico de ojos azules y puso en las manos del faraón lo que parecía ser las llaves de un vehículo—. Mientras tanto cuídeme el auto, es mi favorito de los tantos que tengo. Puede pasear en el si no lo arruina.

El rostro del faraón era entre sorprendido y enojado. Miro afuera y se encontró con un costoso Lamborghini Huracán.

—Escucha, chico maleducado. Si vienes por mis hijos para ir al colegio ¿dónde está tu uniforme? —el joven tenía puesta una camisa azul, pantalón de traje y zapatos marrón para hacer juego con el cinto en el que tenía grabado el logo de Kaiba corp. en la hebilla.

No esperaba conocer de esa manera al hijo de su rival, tan sólo había visto su foto en el periódico un par de veces.

Antes de que el castaño contestará algo, los otros chicos estaban en la puerta listos para irse.

—Papá, Kaiba está aquí porque perdió una apuesta al ser derrotado tan ridículamente por mi ayer. —dijo con una sonrisa maligna Aknam.
—¿Enserio? _pregunto divertido Atem al pequeño Kaiba.

—Yo no soy un duelista, su hijo es un abusivo. —Atem se sorprendió, pero no dijo nada—. Entonces vamos, tienen que estar más que agradecidos de que ahora son amigos míos. —Empezó a caminar y los demás le siguieron bastante molestos.

El faraón los veía irse y no sabía si reírse o que. Qué chico más interesante, pensó.

Cuando ya se habían alejado de la casa, Makoto y Hayato se frenaron y se pararon frente al castaño para interrogarlo.

—¿Cómo supiste donde vivía Aknamkanon si su familia se mudó hace poco? Y ¿por qué estás aquí sólo y sin guardaespaldas, si tú sabes las ganas que tengo de golpearte en la cara? —pregunto Makoto de forma violenta.

—Lo de siempre... —suspiro cansado Seto hijo—, siempre igual de incivilizado, nunca cambiaras. — Se alejó un poco de los dos chicos—. Verás, Si el chico de nombre raro y su hermosa hermana son sobrinos de Yugi Muto, el rey de los duelos, y ayer en clases comentaron que eran vecinos de éste, obviamente obtuve la dirección por medió de la base de datos de la corporación, fácil y simple. —Sonrió divertido y puso una mano en el hombro del rubio—. Tengo una tarea de sociales extra por sí tu padre se comió tu tarea, perdona, quise decir por sí tu perro se comió tu tarea —sonrió fingiendo bondad—. Si la quieres es tuya.

—¡Rayos! —Makoto frunció los labios en una expresión de enojó, pero recordó que no había hecho la tarea—. Te perdonare está ves Kaiba, pero sólo porque no hice mi tarea y si puedes salvarme de esta me estarías haciendo un gran favor.

—Sabía que la necesitarías —dijo con una sonrisa infantil el castaño y le entregó la hoja escrita.

—¿No te parece que se darán cuenta que es la misma letra que la tuya y el mismo contenido? —dijo alzando una ceja Berenice y recibió una sonrisa traviesa de parte del joven millonario.

—Princesa hermosa, yo soy un genio, obviamente pensé en eso; Le pedí a uno de mis empleados con capacidades intelectuales parecidas a las de Makoto kun que hiciera la tarea, el que hace la limpieza, claro. Pero no te preocupes, la revisé, sacará buena nota y encima la caligrafía se parece mucho, igual de desprolija, solo debes retocarla —sonrió tiernamente a la vez que arrancaba una flor del cerco de una casa y se la regalaba a la linda chica.

—Gracias, —tomo la flor entre sus manos y le miro seria— pero que sepas que los hombres presumidos y que humillan a los demás, no me gustan. —Dejo de mirarlo y camino más de prisa agarrándose del brazo de su hermano, quien le dedicó una mirada al castaño de; no te acerques a mi hermana o te mató.

Hayato y Makoto rieron de forma burlona en venganza por lo de hace un rato.
Seto sintió algo que le oprimía el pecho e hizo un pequeño puchero antes de empezar a caminar junto con los otros chicos.

Ya en el colegio se habían separado, Seto fue tras sus amigos hasta que sonara el timbre de entrada y el resto se dividió según sus respectivos salones, Aknamkanon, Makoto, Hayato y Mei Otogi estaban en el mismo salón, Seto y Maxi también.

El egipcio se apoyó en los casilleros mientras sus amigos hablaban entre ellos. Estaba tan inmerso en sus pensamientos, recordando su vida en El Cairo, sus otros amigos que tuvo que dejar y los momentos que pasó con ellos.
Salió de sus pensamientos cuando sonó el timbre de entrada y al levantar la mirada vio la esbelta figura de Megumi Kaiba, la hermana del fastidioso castaño.

Todos los chicos e incluso chicas se habrían del camino para no molestarle la pasada y le tomaban fotos discretamente, la miraban como si fuera Madonna o alguna otra famosa. 
Caminaba tan elegante y su uniforme estaba sumamente bien planchado y limpió que parecía nuevo. Su sedoso cabello castaño caí lacio por su espalda bien peinado y perfecto.

Aknamkanon trago saliva nervioso y se dio la vuelta para entrar en su salón. No quería ser uno más de esos tontos fans, pero miro una vez más para saber cuál era el salón de ella. Un grado menos que el de él, entonces, pensó Aknamkanon, era la hermana menor del ojiazul.

Las clases se pasaron rápido e Izumi propuso ir todos al centro comercial, así que corrió a invitar a Seto Jr.  también.

—¿Por qué lo invitas a él? ¿No fue suficiente soportarlo de ida al colegio? —Se quejó Hayato.

—Me gustan las cosas gratis, así que tener un amigo multimillonario para hacer shopping me parece la cosa más inteligente del mundo —dijo la rubia con una sonrisa—. Por cierto, ¡mañana sale la revista de la que soy portada! 

Capítulo 2

—Ya sé cómo solucionar esto. Con un duelo, obvio —dijo Aknam—. Si yo ganó devolverán todas las cartas que han robado y no volverán a molestar a nadie más en este colegio. ¡Kaiba, te reto a un duelo!

—¡¿Qué?! —el ojiazul pego un gritó algo agudo a la vez que sacudió la cabeza y frunció el ceño boquiabierto—. Espera un poco! Estabas discutiendo con Maxi y ahora de la nada me retas a un duelo a mí, que ni te he dirigido la palabra y soy una buena persona —se victimizo como si estuviera haciendo stand-up—. ¿No te da vergüenza? Es por mi nombre ¿verdad? ¡Me estas juzgando sin conocerme! ¿así pretendes enseñar moral? —se quejó exageradamente el castaño mientras se acomodaba el cabello. Por su parte el egipcio no salía de su asombro, no podía creer que existiera alguien tan hablador y dramático—. Además, porque no termine de quejarme aún, te digo que me olvidé de mi deck. Así que no tendrás tu duelo conmigo por más que te mueras de ganas.

—Ya termina tu teatrito, payaso. Era mejor cuando estabas callado. Y ¿como es posible que un duelista olvide su deck? —El rostro del moreno era de enojo, Japón no era tal vez el paraíso de duelos qué se esperaba.

—Pero darling, el ya escogió. He wants a duel with you —dijo el hijo de Pegasus con vos melosa pero varonil a Kaiba—. ¡Te prestare mi deck! —Miro al egipcio con una sonrisa arrogante y le dijo—, my friend Seto Kaiba jr. is the best duelista de todo el colegio, te ganará aún jugando con mi baraja. Yo qué tú me rendiría. —Seto parecía nervioso por esa presentación, trago saliva y asintió nada seguro.

—Maximiliano, no hagamos a este chico pasar tanta vergüenza. —Seto hizo una pausa—. Devuelve las cartas y vámonos.

Aknamkanon estaba totalmente desorientado, se encontraba en Domino City retando a duelo al hijo de Kaiba y este se negaba a tener un duelo. Para evitarlo se ponía a hacer tiempo con tonterías.

—No seas tontito my love, no devolveremos esas cartas... —Maxi fue interrumpido por un enojado Aknamkanon.

—Basta, ¡Me tienen cansado! —los tres chicos más los amigos del moreno quedaron completamente en silencio cuando este les reprendió de mal humor—. Si eres tan bueno como dice, juega conmigo de una vez.

Comienza el duelo:

Maxi le había prestado el deck y dueldisk a Seto, todos los alumnos hicieron espacio para que pudieran enfrentarse, pero se quedaron al rededor para ver el duelo.
Aknamkanon y Seto Jr. estaban ya en sus posiciones y el público gritaba; ¡duelo! ¡duelo!

—Lo harás bien Setito, yo y James te haremos porras desde aquí —dijo Maximiliano con una sonrisa coqueta y recibió una mirada de enojó de parte del castaño que rápidamente cambió por un puchero infantil.

—Empezaré yo —dijo el hijo de Atem—. ¡Duelo!

—Ya que eres buen duelista no te molestará apostar —gritó Izumi quien su punto débil eran los chicos lindos y conocía muy bien la reputación que tenía el hijo de Kaiba con respecto a los duelos—. Si Aknam te gana serás nuestro amigo por una semana, nos pasarás a buscar e irás con nosotros caminando hasta el colegio —rio divertida la rubia.

El joven Seto se dio la vuelta para responderle a Izumi que no apostaría, pero su mirada se topó con la bella imagen de Berenice hija de Atem y quedó flechado, era nueva y lo sabía, ya que no olvidaba fácil el rostro de una chica. Su mayor defecto era ser muy mujeriego.

—Está bien linda, pero si yo le ganó al egipcio, tu amiga morenita tendrá una cita conmigo. —El rostro de Aknamkanon fue de enojó al escuchar estas palabras de Kaiba hijo.

—¿Cómo te atreves? ¡Es mi hermana!

—No pueden meterme en la apuesta, ¡no soy un objeto! —se defendió la egipcia—. Hermano, ¡gánale a ese imbécil!

—Coloco dos cartas boca abajo e invocó a "Alma de super soldado" —Aknam ya había empezado a jugar—. Uso su efecto; envió a "Soldado del Brillo negro-Enviado del Ocaso" de mi mano al cementerio. Y esto hace que mi "Alma de super soldado" tenga 3000 de ataque hasta tu End Phase. Y acabo mi turno.

—¡Mi turno! —se arregló el cabello con la mano derecha, luego robo una carta y miro su mano muy decepcionado. A Seto no le había tocado ninguna carta buena—. Coloco una carta boca abajo y termino mi turno. —Se arregló el cabello como por décima vez y le dedicó una sonrisa a la hermana de su oponente.

—Estaba pensando si atacarte o no. Pero, ¿sabes? —dijo Aknam con una mirada desafiante—, ¡voy a hacerlo! —iba a seguir explicando su movimiento, pero fue interrumpido.

—¿Como? Tu "Alma de super soldado" vuelve a tener cero de ataque. No eres tan inteligente —dijo el castaño en tono de burla y el egipcio bajo la cabeza, superado por la estupidez del muchacho.

—¡Pero si no me dejas terminar! ¡Cállate! —gritó Aknam—. ¡Uso su efecto! Envió a "Soldado del Brillo negro-Soldado sagrado" de mi mano al cementerio para...

—Activo mi carta boca abajo "Golpe solemne", pago 1500 puntos de vida y niego el efecto de tu monstruo y este es destruido. —El ojiazul sonrió feliz.

—Muy bueno, pero activo desde mi mano "Trampa de eliminación" y destruyó tu trampa. Ahora mi monstruo vuelve a tener 3000 de ataque. Activo mi carta boca abajo "Ritual del super soldado" sacrificando desde mi mano a "caballero del principio" y "caballero del caos" e invoco a "Soldado del brillo negro-súper soldado". Ya que no tienes monstruos en el campo, atacó directamente a tus puntos de vida. ¡Ataca “Alma de super soldado”! —Los puntos de vida de Seto bajan a 1000—. Y ahora ataco con "Soldado del brillo negro-súper soldado" —el ataque mando al castaño a volar dejándolo sentado en el suelo con sus puntos de vida en cero.

El duelo terminó.

—¡Ahora serás nuestro amigo por una semana! —gritó la hija de Jonouchi.

—Creí que esto sería mejor —dijo Aknamkanon muy decepcionado—. Ya que te derrote devuelve las cartas que robaste.

—Yo no robe nada, habla con Maxi que es el líder _dijo el de ojos azules—. Además, yo no soy duelista y aún así soy mejor que tu.

—¿Cómo? —El rostro del moreno era de incredulidad—. ¿Cómo que no eres duelista? Y ¿cómo vas a ser mejor que yo, si yo te gane?

—No me gustan los duelos —contestó con una sonrisa aún sentado en el suelo—. Y verás, tengo dinero, soy guapo y lo más importante, no me importa perder. Yo estoy feliz y tu enojado porque esperabas un gran duelo y te fue más que fácil ganar. El que se enoja pierde, recuerda eso.

Aknamkanon no sabía que contestar, era verdad, se había enojado porque quería tener un gran duelo en su primer día de clases, no tanto por defender a los inocentes.

—Dile a tu amigo que devuelva las cartas. —Ya había notado que el hijo de Pegasus se había dado a la fuga.

—¿Por qué molestas a mi hermano? Si quieres un duelo tenlo con alguien que sepa jugar. —Una atractiva voz de mujer se escucho a sus espaldas a lo que el egipcio se dio la vuelta.

—Tutankamon, te recomiendo que corras, mi hermana es una duelista profesional —dijo el castaño.

—¡Me llamo Aknamkanon, no Tutankamon!  —grito enojado por el apodo—. Pero si... creo que quiero un duelo con tu hermana... —dijo en voz baja mientras miraba fijamente a la chica alta y delgada de profundos ojos azules y largo cabello castaño con flequillo, casi cubriéndole los ojos. Podía reconocer a un buen oponente cuando lo veía, ella era una y era hermosa.

—Entonces tendrás tu duelo, me llamo Megumi Kaiba, para que recuerdes el nombre de quien te derrotará en menos de cuatro turnos.

¿Derrotarlo en menos de cuatro turnos? Pensó Aknamkanon que deberás tenía que ser muy buena o muy confiada para afirmar algo así. Pero aún así podía sentir un fuego correrle por las venas. Este era el duelo que estaba esperando.

—¡Duelo! —los dos gritaron al mismo tiempo, los discos de duelo se pusieron en posición y todos los estudiantes gritaron eufóricos.

El moreno sentía tan fuerte la adrenalina y ...

—Chicos, se acabó lo que se daba, las clases empezaron hace rato. ¡Todos a sus salones! —sentenció la subdirectora.

—Te salvaste, pero mi padre organizará un gran torneo dentro de seis meses. Nos veremos allí —dijo la chica—, si eres digno de ser invitado.

Aknam sonrió al escuchar esas palabras. Estaría allí fuera como fuera.